
En parte, las fuertes críticas sobre la necesidad y el deber de tomar partido y de posicionarse políticamente en casos de dictaduras sangrientas o violaciones continuadas de los derechos humanos, condujo a una mayor implicación y toma de postura de las organizaciones internacionales, pero también a la consiguiente pérdida de imparcialidad de la que hacían gala las organizaciones humanitarias.
La ciudadanía de los países que ofrecían esta ayuda humanitaria exigía a sus autoridades que tomaran partido, que se implicaran, que impartieran justicia y que pusieran a cada uno en su sitio, y creo que todo ello ha sido una justa reclamación pero meterse en terreno fanganoso te llena de fango y no saber a día de hoy cual es la diferencia entre un humanitario o un soldado en misión de paz abre un debate muy interesante en este sentido.
Ahora, muchas organizaciones y civiles vemos la politización e instrumentalización como uno de los grandes peligros que sobrevuelan estas Organizaciones Humanitarias, por lo que la idea de volver a las bases, recuperando los principios fundacionales, calienta aun más el debate.
referencias y debate surgido del XII Seminario internacional de Unicef. Bizkaia